
28 de mayo de 2009
FELICIDADES

22 de mayo de 2009
Reflexiones sobre la Vida y la Guerra

18 de mayo de 2009
El estruendo de las panderetas
Ayer vivimos un nuevo domingo de pandereta en la política española. Y ya es el segundo. Todavía nos quedan unos cuantos.
La política española ha ido cambiando progresivamente, y sin pausa, su paradigma de funcionamiento. La política, entendida en primer lugar como el libre intercambio de modelos y argumentos ideológicos; y en segundo lugar como la puesta en práctica en la realidad de dichas abstracciones, ha desaparecido en su casi totalidad. Y el Foro donde este paradigma se hacía carne y hueso, el Congreso y las Instituciones, ha sido ninguneado. La Transición democrática parece mostrarnos solamente sus peores augurios. Es el problema que tiene crecer a lo ancho antes, y en vez, de crecer en lo profundo.
La pachanga mitinera donde se ladran todo tipo de consignas de fácil consumo, tratando al pueblo como electorado populachero, al que sólo se le pueden espetar floridas medias verdades y todo tipo de chascarrillos hirientes del oponente; donde el histrionismo da pábulo a todo tipo de escenificaciones abyectas, ha eliminado del discurso racional político toda legitimidad, ya que la manipulación de las razones y de las opiniones es lo que prevalece. No se explica ni se argumenta a favor de los modelos propios y en contra de los contrarios, se pretende un lavado de cerebro. Ya no es que el sujeto o el ciudadano sea reducido a electorado (que en el contexto de una Elecciones tiene su fundamento y su tradición), sino que es reducido a populacho barriobajero, peor aun, es reducido a palmero en un sangriento espectáculo de gladiadores romanos.
13 de mayo de 2009
¿Has decidido ya en que parte de la realidad del mundo vas a vivir?
12 de mayo de 2009
¡Pero qué desgraciaitos somos!
11 de mayo de 2009
Populismos
8 de mayo de 2009
Las polémicas que siempre vuelven
Si la vida es una caja de bombones las novelas de Dan Brown son puzzles de mil piezas: con cientos de piezas del mismo color azul que sólo cuando se juntan dejan ver lo que de verdad dice. El núcleo principal del puzzle es desde luego la recaudación. Esto es una gigantesca maniobra financiera para sacar dinero. 'Ángeles y demonios' fue la primera maniobra, que luego se pulió con 'El Código'. ¿Cuántos millones de copias vendidas? ¿Cuánto ha recaudado la editorial y luego Hollywood? Así que el primer veredicto es que es un éxito, mejor un E X I T O. A partir de aquí podemos ir tocando el flaviol hasta llegar al Louvre, o al CERN o al Vaticano.
Y es que a lo que Brown apela en sus novelas es a los aspectos irresolubles de la existencia. Al perpetuum mobile de la realidad. El ejemplo más claro de esto lo vemos en que desde ayer no se para de hablar de la misma cuestión sin parar, que si el Barca, el jogo bonito, la suerte, la ayuda arbitral, bla, bla, bla. Siempre moviéndonos en círculos completamente irresolubles, incapaces de convencernos los unos a los otros, dos muros gritándose pero sin moverse. Todos ya cansados pero sin querer ceder en ningún momento a decir la última palabra, el ultimo chiste, la ultima bronca, y así hasta el infinito, porque si a no cierra la boca no lo harán ni b ni c. Brown apela descaradamente a eso. Apela a que no es verdad, ni por asomo, que en el mundo en el que ya vivimos hablando se entiende la gente
No será ni el primer ni último libro que con tan poca calidad literaria mete a tanta gente en la lectura; y en un país donde se ve tanto Gran Hermano y otras chorradas que alguien se siente a leer un libro tiene merito. Yo recuerdo que cuando salió, en el Hospital donde trabajo hasta las más viejas del lugar dejaron por unos días el punto de cruz y cogieron el libro con la Mona Lisa en la portada. TODO el mundo habla de esos libros. ¿Cómo puedes repudiarlo si no lo has leído si quiera? Así que ‘CLIN $$ CLIN’ pasa por caja, leételo y luego me importa un carajo que me pongas a parir diciendo que es un bodrio.
De alguna manera que él sabrá ha conseguido conectar con una serie de acontecimientos vitales que anidan en el inconsciente colectivo de la Humanidad Occidental. Pondré algunos ejemplos:
- El primero está claro viendo a algunos discutir y desollarse vivos a cuenta del futbol y la rivalidad entre el Madrid y el Barca. Nos encanta discutir, nos encanta putearnos, nos encanta llevar razón y restregarlo por las narices de los demás. Brown le da caña a mucha gente descaradamente, especialmente a la Iglesia Católica, así que el lector muchas veces es tratado como si estuviera en el Circo Romano y se enardece viendo como se mataban los gladiadores. Brown sabe como apelar a esa parte rastrera del ser humano.
- El segundo tiene que ver con los aspectos religiosos. El da por supuesto, y creo que acierta, de que existe una ingente cantidad de seres humanos con una necesidad no cubierta, o no cubierta satisfactoriamente. Así que perpetra en su melting pot particular un sincretismo religioso cogiendo cosas de aquí y allá de tal manera que a cada uno le dice una cosa y acierta
Peter Berlin escribió una trilogía hace algunos años sobre el Grial y todas estas cuestiones. Era unos libros densos, muy pesados para el gran público. Años atrás Michael Baigent, Richard Leigh and Henry Lincoln escribieron El Enigma Sagrado; un libro de esos que recomendaría Iker Jimenez y Javier Sierra donde se pormenoriza algunas cuestiones consideradas por algunos como heréticas. Brown creyó en sí mismo al perpetrar un camino intermedio entre el tedio de la novela histórica del alemán y las conspiraciones alucinantes de los otros, dotando a sus novelas de recursos muy masticados para que el lector no tenga que esforzarse lo más mínimo en su lectura. Leer a Brown es como el sillon-ball no es esforzarse jugando al futbol. En el mundo en el que vivimos poca gente ya juega al futbol y millones nos sentamos con pañales los fines de semana para hacer sillon-ball. Brown apela a ese sillon-book.
Yo primero leí 'El Código' y automáticamente me fui a la web del Louvre para ver fotos de los cuadros. Con 'Ángeles...' a la web del Vaticano y sus Museos. Este libro trasciende a las letras y se convierte en un autentico Tsunami que recorre toda el orbe tambaleando todo lo que pilla a su paso. Por ejemplo ¿Cuántos no han viajado a París con un pack Código da Vinci o Roma con un pack Ángeles y Demonios? La propia Iglesia Católica que se siente tan ofendida aprovecha un tirón como este para hacer piña y fundirse a fuego en sus propias convicciones. En mi humilde opinión nadie que lea el Código o A&D dejará de creer. Más aun este tipo de eventos son un empujón al fanatismo y al milenarismo apocalíptico de algunos. Y en los tiempos que corren los 'Intocables' ya no existen; todo es opinable y todos estamos en la picota para ser criticados. La Iglesia también. Es más, ésta cuenta con mecanismos de defensa abundantes y contundentes, suficientes para defenderse y no ir lloriqueando como si no hubiera partido un plato en su existencia.
Desde que hay humanes en la Tierra, éste ha sentido la necesidad de creer en algo trascendente a él mismo. Eso es un hecho irrebatible, incluso para los que no creemos. La idea de Dios ronda por la cabeza de los hombres desde que en aquellas cuevas de Altamira pintaban bisontes con el deseo de tener una buena caza y poder subsistir la siguiente generación. Miles de años después, tras la evolución de la Cultura y la Sociedad, tras todo el despliegue racional de la Ciencia y todo el abigarrado empuje de las diversas religiones, especialmente las confesionales monoteístas que se estructuraron en potentes aparatos político-ideológicos, la gente sigue queriendo y necesitando creer. Ya lo vimos con Mulder 'I want to believe'. Brown se ha limitado a proponer SU peculiar visión del asunto, y resulta que el AZAR, primero y un buen merchandaising después, ha calado en lo profundo-oculto de la gente, bien para abrir su curiosidad y comenzar a preguntarse por cosas que no sabía de su existencia, o bien para afianzarse en su creencia-religión, o bien para despotricar de semejante conspiranoia de baja estofa.
6 de mayo de 2009
3 de mayo de 2009
Las férreas perpetuidades de la existencia
Ninguna de las acciones de nuestra vida es inocua, o neutra, o no tienen consecuencias. Dicho en forma positiva, todos y cada uno de nuestros actos significan algo y tiene algún efecto, y además influyen en los actos venideros. Todos esos actos van depositando un poso en nuestra alma, el llamado atman por los hindúes. Un acto tras otro, poco a poco, los actos buenos y los malos, lo que hicimos de forma consciente y los que no, todos y cada uno de ellos (gota a gota es como la incansable naturaleza va dando forma a las estalagmitas en la oscuridad de la cueva, nadie lo ve pero ahí va creciendo). Este poso que va recubriendo nuestra alma es el karma. La vida del hombre, por tanto, se ve afectada por este poso, por esta cubierta depositada lentamente pero sin pausa durante toda su existencia, pasada y presente, y seguirá también en la futura. Porque tras una vida viene otra, y luego otra, y así hasta el infinito. El alma no emigra sola a su nueva vida, lleva consigo el karma acumulado en la existencia. Ese constante morir y reencarnarse es el samsara. Es como una rueda que gira y gira sin cesar. Nada la frena, porque la rueda existe para girar y girar. Y no solo eso, es la carga pesada que llevamos en la espalda la que de verdad determina la nueva vida que viviremos, el atman no elige, padece lo que el karma dispone. Dependiendo de la calidad de esa carga acumulada, así será nuestra nueva vida: mejor vida cuanto de mejor calidad sea el karma y al contrario. Prisionero del karma, prisionero del samsara, el ser humano es un auténtico despojo cósmico abandonado a su suerte, más bien abandonado a sí mismo: dueño de sí, a la vez que verdugo de sí. ¿Cuán pesada y larga es la eternidad? ¿Cuánto sufrimiento acarrea la vida eterna y la inmortalidad? ¿No habrá una forma de zafarse de ese maldito círculo que nos encadena a nosotros mismo y nuestras miserias? ¿Es éste nuestro destino, es éste el verdadero significado de la existencia, vivir una eternidad de sufrimiento, repitiendo una y otra vez las mismas cosas? Moksha es liberarse de todo esto, moksha no es hacer algo que compense todo esto, moksha no es poner blanco donde antes había negro. Moksha es desvanecerse en silencio, dejar de existir, dejar de circular en círculos, romper la cadena y evaporarse en el cosmos. La ignorancia, la avidya, nos empuja a intentar racionalizar todo esto, a comprenderlo y darle un significado coherente. Al no poder evitar buscar sentido a todo esto, no evitamos tampoco el sufrimiento. Cada explicación perpetúa el karma. Solo el conocimiento de lo verdadero conduce a la liberación dicen en Oriente.
Este es, básicamente, el núcleo de creencias del hinduismo. Sobre esta antiquísima estructura central reflexionarán más tarde el propio hinduismo, a través de las Upanishads; y los dos grandes heterodoxos del hinduismo: Mahavira y Siddharta Gautama ‘el Iluminado’. Pero esa es una historia que contaremos otro día.
Este Universo de férreas perpetuidades choca frontalmente con toda las concepciones que las distintas variantes del cristianismo ha ido implantando en Occidente a lo largo de los siglos. Pero aunque estas ideas nos resultan extrañas, e incluso alucinantes, pueden servir como acicate al pensamiento y a la reflexión profunda de lo que somos y de lo que nos espera, y también como nuestros actos influyen en eso que podemos llegar a ser y en ese lugar donde podríamos llegar a existir algún día. Si fuera cierto eso de que hay cosas ya determinadas por el kosmos y que ya no dependen de nosotros: el sufrimiento y la muerte; también será igualmente cierto que sí existen cosas que nos pertenecen: elegir entre hacer el bien o no, decidir actuar correctamente a pesar de los malos augurios que nos depara la existencia. Eso sí depende nosotros. Sufriremos y padeceremos todo tipo de calamidades para terminar muriendo, sin saber que será luego de nosotros, si nos reencarnaremos, si desapareceremos convertidos en protones o moléculas o si iremos al paraíso celestial, de eso no tenemos ni puñetera idea; pero seguro que la clase de persona que seas y los actos valiosos que realices, el bien que hagas al prójimo cuenta y mucho y depende de lo que tú quieras hacer con tú vida.