20 de enero de 2009

Una Miscelanea de pensamientos para empezar

I.

Vamos a tratar de ver cómo es el mundo para luego pensar en cómo debería ser. Antes ver lo que hay para luego buscar formas de cambiarlo. La siempre necesaria utopía puede convertirse en la peor de las enemigas.

II.

La tempestad azota sin misericordia al pequeño barco. En su interior los tripulantes y el pasaje esperan que el capitán esté a la altura de las circunstancias. Es posible no, con toda seguridad que no, podemos culpar al capitán de la galerna que les ataca, pero sí esperamos que actúe con sapiencia y decisión, que no se arredre ante el tamaño inmenso de las olas y que no pierda el tiempo lamentándose y culpando al fabricante del barco por el tamaño de sus palos o la confección del velamen. El capitán debe ser la constante necesaria en el caos reinante.

III.

La Historia nos puede ayudar para arrojar luz y sentido a lo que hacemos y a lo que somos, nos puede ayudar, claro está, para decidir quién queremos ser, también para llegar hasta dónde queremos ir. La Historia nos ayuda a comprender pero nunca como justificación de eso que somos o hacemos. Porque la Historia no deja de ser una enorme cremallera que podemos abrir y cerrar a nuestro antojo y pararla en el lugar que más nos convenga, haciendo oídos sordos a todo lo demás.


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