11 de febrero de 2009

La Invasión de China (I)

El mundo pasa por una crisis financiera y económica de características homéricas. Si la situación persiste durante un año más la crisis será social, incluso cultural. Es posible que las calles se llenen de barricadas, que aumente el tráfico negro y se generalice-normalice el mundo de ultratumba de las mafias. Es posible que aumente la violencia de género y contra la infancia, debido al grandísimo número de hombres parados sin remisión y con una frustración gigantesca. En fin, el peor de los panoramas nos deja un mundo de esos de novela y cine de ficción al estilo Orwell, Blade Runner o Johnny Nmemonic. Por ahora, a los que vamos avisando de esta posibilidad plausible del futuro nos llaman demagogos y agoreros. Espero quedarme con esa etiqueta y no tener razón.
Pero en esta ecuación hay una incógnita de la que hace meses no sabemos nada. En prensa, radio y televisión, en internet también, oímos y leemos como el caos financiero avanza por muchos paises. De China hace meses que hay un silencio mediático casi absoluto. Y no solo es por el ferreo control de las autoridades. Desde la Olimpiada de Beijing todo lo que escuchamos de China es: nada.
Aquel evento fue el pistoletazo de salida a la mayor invasión que jamas hayamos vivido nunca. Es una invasión incruenta y sin derramamiento de sangre, no hay ni armamento de destrucción masiva ni ocupación de suelo extranjero por parte de esa potencia. Esto es una cosa completamente novedosa. Y lo más curioso es que las armas que utilizan no las inventaron ellos. Fue la muy occidental Globalización la que se las dio. Nos están golpeando con nuestro propio martillo.
Es importante dejar claro cuando se dice 'occidental globalización', que ésta sale de ahí y no que pertenezca a ésta. Yo como occidental no me siento propietario de semejante artilugio inmundo. Sería mejor decir que un sector occidental fabricó una estructura y la lanzó al mundo para que luego, como un boomerang, estallase en la cara de todas las ciudadanías occidentales.
Los Poderes Fácticos de las Finanzas y la Industria inventaron la globalización para poder enriquecerse ya no solo en Europa y Norteamérica, sino también, del resto del Mundo. Estamos hablando, simple y llanamente, de ansias de poder y codicia, pero rebozados de una manera tan especial, que parece algo muy complejo y complicado. Es como si invitamos a uno de estos nuevos cocineros de relumbrón para que te haga un 'aire de nosequeraro' pero en el fondo es la carne del puchero de toda la vida.
Ellos fabrican su juguetito y lo lanzan al mundo, los otros lo han cogido y lo han abierto en canal, diseccionando cada uno de sus mecanismos, le han hecho sus modificaciones y ahora nos lo devuelven con forma de virus mortal. Pero lo devuelven a la ciudadanía, porque toda esa ralea de factotums de los negocios, la economía y la industria y los politicastros que los apoyan sufren poco. ¿Cuántas noticias hemos escuchado en estos meses de que algún político de campanillas ceda parte de su millonario sueldo?¿Y los banqueros que no dan créditos se les congela el sueldo?¿Y los dueños de las Multinacionales que cierran en este país, dejaran de ganar sus millones? ¡Ninguna verdad! Por cierto, decir la verdad solo parece demagogia a la mente perversa que manipula esa verdad.

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