25 de octubre de 2009

LA FABULA DE LOS HERMANOS Y EL TESORO

Cuentan que una tarde, casi anochecido, iban siete hermanos de vuelta a casa tras un día de duro y agotador trabajo, cuando encontraron al borde del camino un enorme cofre. Lo abrieron y en él encontraron un magnífico tesoro. Lo subieron al carro y siguieron su camino a casa.
Tras un largo silencio uno de ellos dijo, "soy el mayor y el más experto en la vida, me encargaré de repartir el tesoro". Otro le contesto, "soy el menor, el más débil y desamparado debería ser yo el que lo haga". "De eso nada mequetrefe- dijo alzando la voz el tercero- seré yo el más fuerte y aguerrido". "Pero que estás diciendo bruto, seré yo el que lo reparte, yo soy el más sensible de todos nosotros- dijo una vocecita desde el fondo del carro". "Os equivocáis todos- dijo el conductor del carro- seré yo puesto que soy el que más conocimientos tiene, vosotros no sabríais hacerlo de manera racional y ordenada". "Tranquilizaos hermanos todos- musitó el que estaba sentado al lado del conductor- dejadlo en mis manos y en las de nuestro dios todopoderoso y veréis qué es lo correcto".
Mientras los hermanos se enzarzaban en terribles disputas para ver quien se haría cargo del tesoro, el hermano que calló, el que no era ni el más viejo ni el más joven, ni el más fuerte ni el más débil, ni el más sensible ni el más tarugo, el que no creía en el conocimiento, el que no era el más piadoso y creyente; ese que era a la vez astuto como un zorro y rastrero como una serpiente, ese era el que iba sentado sobre el cofre y fue pensando y pensando que haría con todo aquello y como convencería a sus hermanos.
Cuando todos se cansaron de discutir e insultarse, este aprovechó su oportunidad. Comenzó entonces a hablarles y hablarles, uno por uno, les regaló hermosas palabras a cada uno de ellos, les contó maravillosos proyectos. Y uno a uno fue convenciéndolos de que lo más provechoso era que uno sólo de ellos fuera el encargado de velar por el tesoro, y que ese no era otro que él mismo. ¿Porqué preguntaron todos al unísono?. "Yo- comenzó diciendo- soy el único que no quiero nada para mí, lo que yo quiero es gestionar honradamente el tesoro para vosotros seis".
Entonces todos votaron y decidieron por unanimidad que sería aquel hermano el que se encargaría de guardar y de administrar el tesoro. Finalmente el zorro en la oscuridad de la noche cuando los otros dormían agotados, pudo disfrutar del resultado de su artimaña. Desde entonces, cada mañana sólo seis hermanos marchan al alba a trabajar, mientras el otro disfrutaba (gestionaba...perdón) el tesoro.