11 de mayo de 2009

Populismos

La imagen que de ayer desprende la política española es, francamente y una vez más, detestable. Si uno se esfuerza medianamente en ver lo ocurrido objetivamente, se te cae el alma al suelo. Cierto es que este es el país de la prebenda, del amiguismo, el enchufismo y el nepotismo, que con el carné del partido se llega  muy lejos y que las bolsas de voto cautivo son enormes en algunos lugares; a los ciudadanos de ese país lo de ayer le debió parecer maravilloso. A algunos otros, a los que tratamos de acercarnos a la realidad desde el libre pensamiento no sectario y crítico, sin alinearnos en ninguno de los bandos impuestos, lo de ayer es, una vez más, descorazonador.
Se celebraron sendos mítines de precampaña electoral; cada uno de los grandes partidos, tigres y leones,  movilizaron a todos sus barones y gerifaltes en enormes locales donde sus hinchas pudieron dar rienda suelta a sus emociones. Se lanzaron a discreción y sin vergüenza todo tipo de consignas, chascarrillos, velados insultos, chistecitos procaces, eslóganes manoseados desde  la Transición, clichés estereotipados manipuladores. El espectáculo resultante está a medio camino de una Final Four, de la comedia circense y el histrionismo místicofanático de la peor ralea. Enardecer a las masas fieles es el  único propósito de tanto montaje, de tanto dispendio. Esa es la política que sufrimos, perpetrada ex aequo por tigres y leones, con sus respectivos  medios de comunicación afines como palmeros del evento.
En la misma semana en la que se espera en el Congreso la  sesión más  importante del año político, el Estado de la Nación, se lanza a la ciudadanía la imagen de que la política es electoralismo demagogo y populista, donde las mentiras son como balas trazadoras que iluminan la oscura noche de la batalla. Y también, que los políticos que nos gobiernan, y sus partidos, sólo se ocupan del corto  plazo, de mantener poltronas y machacar las trincheras contrarias. En este tiempo de crisis, en este tiempo en el que el paro se está comiendo el tejido humano de la sociedad, es este tiempo de grandes males, que necesitaría grandes remedios y sobre todo políticos de grandes miras, nos encontramos todo lo contrario. 
Los despachos de estrategia de tigres y leones saben de todo esto, conocen el desencanto, la desidia de la ciudadanía, del electorado, saben también que las Elecciones Europeas son de baja intensidad y que la población preferirá pasar un buen domingo de primavera fuera de casa que lanzándose en masa a votar. Eso lo saben. Por eso es importante para ellos centrarse en sus minas de voto, en sus cautivos, en sus votantes más fieles. Por eso montaron todo el pifostio de ayer. Dan por supuesto que la abstención será tremenda que el resultado dependerá de si serán capaces o no de movilizar al electorado propio y más fiel. Es un toque de atención, una llamada a grito pelado.

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