3 de noviembre de 2009

Jurisprudencia ominosa

     Un aspecto de vital importancia en el ordenamiento jurídico de cualquier país que se considere moderno, y sobre todo justo, es el de la jurisprudencia. Para saber exactamente qué es, aquí pongo varios enlaces que lo explican perfectamente.


      La jurisprudencia mantiene viva la ley, renovándola constantemente e impidiendo que se anquilose. También favorece que la ley aprenda de lo mejor de sí misma. No sólo lo que los políticos legisladores proponen como ley es ley. Algo tan importante como la costumbre, debe ser, y es una de las fuentes importantes que hacen ley. Ahora bien, esa es la forma justa de hace jurisprudencia. Pero por desgracia hay otra forma despreciable de hacer jurisprudencia. Esa otra forma, bien será que lo diga con prontitud, es en sentido metafórico y no literal. La jurisprudencia ominosa es la que perpetra con saña, alevosía y maquinación los criminales. Y ahora estamos viviendo un caso de especial relevancia. Intentaré explicarme antes de exponer ese caso.
     El ser humano es un ser de costumbre; no sólo eso, es capaz de adaptarse y acostumbrarse a cualquier cosa, bien sea a nivel geoclimático como a nivel sociocultural. Además no para de aprender de lo que le rodea. Los criminales también, incluso yo diría que se esfuerzan especialmente. Ellos también tienen su especial jurisprudencia. Ellos también viven inmersos en una espiral ascendente de aprendizaje para hacer mejor sus fechorías y que cada vez los pillen menos.
     El clásico ejemplo de esto, propiciado incluso por la ley, es que el buen comportamiento en presidio, más algún tipo de desempeño u ocupación bien en forma de estudio o bien en forma de trabajo, produce ventajas en las condenas, por su acortamiento claro está. Ergo todo preso que entra en chirona para una condena medio larga lo primero que pide es ponerse a estudiar en la UNED o participar en cualquier taller de lo que sea, ya que por cada tiempo que pase ocupado, menos condena tendrá. Los políticos se ufanan y se jactan publica y notoriamente de su maravilloso progresismo y los condenados acortan sus penas. Esto se ha convertido en costumbre, se asume como una realidad inamovible. También es cierto, siendo justos con un sistema que no lo es, que a muchos presos les ha ayudado mucho la existencia de ese boquetón en la red legal de nuestro país. Yo personalmente me alegro por cada preso que logra reinsertarse honestamente, pero me jode mucho los que buscan las imperfecciones del sistema para que jueguen a su favor, y más me jode todavía ver a toda la clase política española que no hace nada por remediarlo.
     Otro caso muy abundante últimamente, propiciado por la Ley del Menor (que desgraciadamente padecemos) es que los traficantes de droga utilizan cada vez a mas menores para sus fechorías. Los compran con motitos de último modelo y dinero cash para que puedan comprarse todo el oro que quieran y las zapatillas nike último modelo. Si los trincan, gracias a esa ley no van a la cárcel, van a centros para menores. Aquí los criminales aprenden sobre la marcha moviendo sus alfiles a cada movimiento de torre que hace la justicia. Son cosas de la naturaleza humana. Estos dos casos que acabo de exponer son muy duros y se han extendido de una manera inevitable. Pero lo que está a punto de ocurrir con el caso de Marta del Castillo puede ser un evento de un tremendo impacto, que a mi entender, va a socavar lo más profundo de los cimientos de una democracia; a la vez que expone todas y cada una de las verguenzas del sistema policial y judicial del país.
     El asesino confeso de Marta, y  sus adláteres, sólo podrán ser acusados por delitos poco gruesos. Si no hay cadáver, habrá condena pero cortita. Y con el tiempo que llevan en prisión preventiva lo mismo ni pisan la cárcel. La ley permite que la defensa sea callar y mentir como bellacos. Están lanzando un mensaje alto y claro a todos los criminales que a partir de ahora quieran hacer sus tropelías y canalladas. Estos cabrones son cabrones pero no tontos, y están perfectamente capacitados para aprender de los errores de la ley. Están mandando con voz potente la idea de que el sistema ni es perfecto ni está conducido por las mentes más brillantes. El sistema puede ser jodido y bien jodido. Les están diciendo a todos esos otros cabrones, que pueden ganar, que pueden joder hasta la campanilla a todos los españoles honrados y a su sistema judicial lleno de boquetes. Alguien tiene que hacer algo para que esta jurisprudencia ominosa deje de percutir sobre nuestras vidas y no se haga realidad. Por el bien de todos la jurisprudencia de la honestidad y la justicia tiene que imponerse a esa otra aberración.

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