2 de abril de 2011

El Talión y la partida de ajedrez

   La ley del Talión es aquella sentencia veterotestamentaria que decía lo del 'ojo por ojo'. Los más puristas, con mucho tiempo libre, pueden leerse el Éxodo, allí explican muy bien el manual de instrucciones. Pero he de decirles, como pliego de descargo, que esto no fue un invento de la mala leche judeocristiana. No, en el Código de Hammurabi ya aparece escrita en una de sus tablillas. Pero bueno... pelillos a la mar. 
   Volvamos con nuestra máquina del tiempo a los momentos más recientes de nuestra historia. A esta España dividida y enfrentada, más concretamente a la partida de ajedrez que los partidos políticos y sus medios de comunicación afines se traen entre manos con todos nosotros por medio haciendo el papel de víctimas. Por cierto, y hablando de una partida de ajedrez en la antípoda de ésta que vivimos: Antonius y la Muerte juegan al ajedrez en el 'Septimo Sello' del grandísimo Bergman. Si no tienen miedo del dolor de cabeza que produce el pensamiento sobre lo trascendente de nuestras vidas, adelante véanla con tranquilidad.


   ¡Vaya! este fin de semana estoy divagando más de lo que acostumbro. No se... será la primavera, el cambio de hora, en fin. ¡El Talión!
   Los dos grandes partidos políticos se las tienen juradas a muerte. Ambos dos conservan junto al corazón la larga lista de las afrentas por las que tiene que vengarse. Y ponen todo su empeño y su tesón para cumplir la promesa de 'sangre por sangre'. Luego, a esos sentimientos oscuros y tenebrosos le pasan una breve capa de barniz racionalizador, para que esto no parezca una película de gore de George A. Romero. 
   Hace algún tiempo usé la metáfora del cuadro de Goya para explicar lo mismo. Pero es un pensamiento que no se me cae de la cabeza cada vez que veo las noticias relacionadas con las sesiones de control del Gobierno los miércoles por las mañanas. Es como 'la Matanza de Texas' (Tobe Hooper 1974) pero en vez de sierras de motor, hay micrófonos, en vez de vísceras hay corbatas de colores y en vez de litros de sangre hay tipas y tipos muy serios que jalean con ademanes chabacanos a los suyos, ambos dos por supuesto.
   Ahora los otros están haciendo pagar a los unos las canalladas del pasado. Los unos, en un pasado no muy remoto, se vengaron por lo que los otros les hicieron. Los otros, ahora, con su saña están plantando la semilla del mal vengativo en los unos que vendrán dentro de unos años. Es una rueda, que gira y gira, para volver siempre donde comenzó. Las afrentas propias se olvidan al convertirse en venganzas. Las afrentas a las que se ven sometidos ahora son los motivos de venganza. Y luego, alrededor, encontramos toda una inmensa camarilla de periodistas, opinólogos y tertulianos que no cesan en recordarse unos a otros lo cabrones que son todos los demás. Azuzan el fuego del resentimiento. Aquí no se perdona nada. Se somete a la memoria al ejercicio constante de exprimirse en el recuerdo de lo malo, de los jalonazos que recibiste, justificando, una por una, las puñaladas que le diste al otro. En la política española de hoy en día se ha santificado eso de matar en defensa propia.
   ¿Qué ocurre cuando el puño más fuerte y poderoso, el más invencible, el que nunca antes había sufrido una derrota, tiene que golpear sobre el escudo más robusto y sólido, el que nunca antes había sufrido una derrota? Que los dos se van al mismo carajo... Los políticos de hoy tendrían que haber visto ese capítulo de 'Caballeros del Zodíaco'. Yo aprendí de aquello, lo tengo grabado en la memoria y no se olvida nunca.

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