15 de febrero de 2015

Ha caído el mito de que la política está basada en decisiones racionales

Reflexiones Patibularias 86

LXXXVI

Efectivamente, somos el ejemplo paradigmático de que la política -como otras cosas importantes de la vida- tiene mucho más que ver con los estados de ánimo y la emocionalidad que con otra cosa.

Comenzamos con un dicho muy nuestro: 'Hay gente pa´tó'
Hay gente que cuanto más se ataca a Podemos, más se acerca a sus posiciones y más quieren votarles. Hay gente que cuanto más critican los de Podemos a los del PPSOE (a partir de aquí serán los otros), más se alejan de sus posiciones y menos quieren votarles.
Hay gente perturbada contra Podemos y gente igualmente perturbada a favor de Podemos. Gente que se encabrona contra otra gente que defiende a Podemos; y gente que se encabrona con otra gente que ataca a Podemos. Por eso, unos quieren echar, expulsar, derrotar a los otros. Por eso los otros quieren evitar, impedir, apartar a los unos. Curiosamente, unos y otros -en estos son iguales- se largan toda clase de improperios y palabras gruesas. 
Hay gente que le parece mal la campaña de difamación que los otros están haciendo contra Podemos. Y hay gente que le parece mal la campaña de difamación que Podemos está haciendo contra los otros. Nos encontramos a mucha gente que odia a Inda. Nos encontramos a mucha gente que odia a Errejón. [Por decir dos nombres a vuelapluma y no llenar esto de cadáveres] Aquí no se calla nadie, ni los unos ni los otros. Aquí todos dicen no tener miedo, que el miedo lo tengan los demás. A veces la simetría juega malas pasadas a la vista.
La gente de Podemos dice que lo bueno, lo deseable es que los otros dejen el gobierno. La gente que no vota a Podemos dice que lo bueno, lo deseable es que estos no entren en el gobierno. La gente de Podemos dice que ya no se dejan engañar por los engaños de los otros. La gente que no es de Podemos dice que no se dejará engañar por los engaños de Podemos. La gente de Podemos dice que la auténtica libertad es la de ellos; la gente que no es de Podemos dice que la libertad genuina está lejos de Podemos.
La gente de los otros ve como radicales peligrosos a los que votan a Podemos. Los que están con Podemos ve a la gente de los otros como cooperantes y como cómplices de la corrupción. Esta clase de frentismo es la liquidación de facto de la política. Precisamente, una de las razones del nacimiento de la política es la decisión del ver en el contrario-enemigo un interlocutor válido con el que hablar y debatir y hacer cosas. Lo que hace la gente de Podemos y lo que hace la gente de los otros, al negarse el pan y la sal, es romper todos los puentes, todos los vínculos y relaciones comunitarias posibles. Lo que hacen, cada uno, es levantar un muro, de modo que lo que tenemos es una pared que aumenta de grosor a cada insulto e improperio que se intercambian en internet y en las muchas tertulias que pueblan la radio y la TDT.
Hay gente que dice que va a votar a Podemos porque 'no podemos estar peor', y gente que dice que no va a votar a Podemos porque con ellos 'todo irá a peor'. Otra semejanza, unos dicen que si no entra Podemos las cosas están acabadas y otros dicen que si entra Podemos la cosas se podrán mal, pero de verdad. La cosa es que unos y otros dicen que entraremos en una especie de época apocalíptica. Pero en un infierno los diablillos llevarán los cuernos en un sitio y en el otro infierno mirando para el contrario.

¡Estoy exhausto¡
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¿Cómo convencer al convencido con otra convicción distinta a la convicción que ya le ha convencido?
Hay un problema importante aquí: que no podemos dividir el país (o la sociedad) en dos, y que en una parte vivan los otros y en la otra parte vivan los unos. Y con esta actitud de 'tierra quemada', las Elecciones no van a solucionar nada: será el comienzo de un problema de frentismo, de unos contra otros, aun más grave. Se corre un peligro importante: que el campo de batalla se traslade del Twitter y del Facebook a la calle, a los trabajos y a las plazas. Y unos y otros serán igualmente culpables, aunque unos dirán que la culpa es de otros y otros dirán que la culpa es de unos ¡Menudo somos los españoles para andar jodiendo a los que nos caen mal¡
Cada vez estoy más convencido de que los griegos inventaron precisamente la democracia para esto. Para que la aritmética resolviera lo que la mala leche y el odio no podían. Si la deliberación y el consenso no son posibles porque ninguna de las partes quiere ceder lo suficiente para encontrarse en el centro (por decir algo), y esa imposibilidad hace surgir la frustración y el encabronamiento, hasta llegar a la violencia, el hecho de que todas las partes acepten que las matemáticas decidan el destino de la humanidad, es el menor de lo males posibles. 
Lo que se plantea después, es si serán unos o los otros los que decidan dejar de hacer caso al pacto tácito de la aritmética democrática. Entonces sí que llegarán los problemas, de verdad.
¿A ver si va ser imprescindible la presencia del tercero activo (Norberto Bobbio) o la figura de algo parecido al Nomotetes de los griegos?


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