1 de febrero de 2016

Las dentelladas de la política.

44.

El perro tiene bien mordida a la presa. La fiera la tiene trincada con firmeza entre sus fauces.  
Y la muerde con denuedo. Como si no hubiera un mañana.
Su boca, en este momento, se asemeja a una prensa hidráulica que machaca sin misericordia. 
Los dientes bien clavados. El otro se mueve y pega tirones, a ver si se suelta la bestia. Y lo que hace es empeorar los desgarros.
Es su pieza. Su trofeo. Antes de soltarla tendrían que acabar con él. 
Ya sabes lo que hay que hacer en estos casos: Rajoy, ¡córtate el brazo!


Que conste: ninguna mascota ha resultado herida durante la escritura de este post.  Desde el Blog quiero dejar constancia del cariño que tengo a los perros. Y que detesto el maltrato animal. Igualmente, decir que ningún político ha sido emasculado durante el tecleo de la entrada, ni elegido Presidente tampoco. 

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