22 de junio de 2016

La democracia vestida de odio

65.

Las (nuevas) Elecciones ya están aquí. Faltan pocos días. Y están todos los candidatos muy entretenidos convenciendo a la gente para que les vote no con propuestas de mejora del futuro sino con el juramento de que no pactarán con tal o con cual. ¿Cómo le sienta a la democracia el traje del cordón sanitario contra los partidos y los políticos? ¿Cómo le sienta a la democracia el traje del veto y las líneas rojas? Mal, le sienta fatal. Si el traje de la corrupción le sienta mal, el traje del odio le sienta aun peor.

El traje de odio que lleva esta democracia empieza así, con memes como éste:
Algo genérico. Una idea que puede servir tanto de unos hacia otros, como de los otros hacia los unos. La democracia, con este traje, es el régimen político y social donde uno puede insultar a su vecino y pensar que lo que está haciendo es de justicia. Cagarse en los muertos del otro, insultarlo gravemente, acusarlo de esto y lo otro, hacer burla y escarnio porque sí, porque no vota lo mismo que tú.
Y luego, como este tipo de mensajes inespecíficos no hacen daño, nos metemos, directamente, con balas de calibre más grueso.
Esta nueva democracia que vivimos debe permitir faltar al respeto a los 3.500.541 de votantes de este partido. Claro, en esta democracia hater uno puede -y debe- decir lo que piensa y siente. El sincericidio de los idiotas, pero en un nivel generalizado y espantoso.

En éste, toca hacer oprobio de la decisión de 7.215.752 personas que decidieron, libremente, votar esta opción. Claro, en esta nueva democracia se puede -y se debe- descargar todo el odio y la rabia contra las opciones políticas conservadoras, por ser eso, conservadoras. Gracias a Dios, está internet que sirve de plataforma amplificadora de todo ese odio, toda esa rabia y animadversión.
Y aquí, por último, toca hacer escarnio de la voluntad de 3.182.082 personas que decidieron optar por este partido. En este nuevo viento democrático el hedor todo lo llena y nadie puede decidirse por su opción política sin que llegue otro y afee tu ideas y creencias. 

No voy a seguir poniendo memes, algunos de ellos contienen insultos de una gravedad cierta y notoria. Suficiente encanallamiento ahí ya en la campaña electoral. Curiosamente, muchos demócratas llaman imbéciles (y otras cosas) a los contrarios -sintiéndose encantados de ello- y se rasgan las vestiduras cuando alguien hace lo mismo en su contra. Siempre fue muy fácil ver la paja en el ojo ajena y no hacer caso de la viga que tiene clavada en el propio.

Disfrutemos con fruición de estos nuevos y maravillosos ropajes con lo que se viste la democracia. Y a partir de lunes, seguid intercambiando memes cada vez más procaces e insultantes. Porque el complemento idóneo para este línea de ropa, de la nueva democracia, es no saber perder, no saber encajar la derrota.



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