4 de abril de 2009

Geopolítica de primer magnitud (II)

China es un monstruo demográfico. Es también un monstruo militar del que la vox populi tiene poco conocimiento, pero que seguro los servicios de inteligencia conocen y temen. Es, por último el gran monstruo industrial del orbe: la fábrica del mundo. Las Multinacionales en su afán lucrativo sin miramientos ejecutó su plan perfecto de montar sus fábricas en China a bajo coste y con enormes ganancias. Pero ahora se dan cuenta de que su propia codicia puede volverse en su contra y terminar desmontando su realidad privilegiada. China no deja de ser una dictadura maoísta y en cualquier momento puede nacionalizar todas y cada una de las fábricas y los activos bancarios de las Empresas y mandar a Occidente a una crisis peor que la que estamos viviendo ahora, mandarnos casi al medievo en pocas semanas. Esto ya no tiene marcha atrás. De nuevo sería una guerra que no podrían acometer y que será el Imperio el que tendrá que realizar. Estamos entrando, sin darnos cuenta, en una nueva guerra fría. Los primero movimientos estratégicos nos dicen que Afganistán es la primera casilla del tablero que tienen que controlar. La India es una potencia económico-militar emergente de aunque apoya a las Multinacionales y al Imperio no deja de ser un niño grandote y torpe de erráticos movimientos y poca seguridad en su respuesta. Además está más centrada en una atávica lucha por la región de Cachemira con su enemigo ancestral, Pakistan.
Aquí tenemos la razón de que Afganistán sea tan importante y crucial. En la próxima década el mundo va a entrar en una nueva Guerra Fría y el Imperio no quiere estar sólo. Por eso busca el apoyo de sus socios y aliados: la OTAN. La cuestión a partir de aquí es clara. 
Otra cosa es que los poderosos hacen todo lo posible para que estos razonamientos o similares no sean generalizados en la opinión pública, por eso se nos miente vulgarmente diciendo lo de los derechos humanos. ¿No son capaces de hacer cumplir los derechos humanos y la justicia en sus Estados pero sí se meten en una guerra sólo para que se hagan cumplir? Nos toman por estúpidos los muy mastuerzos. Otra cuestión es la hipocresia de la clase política, en nuestro país especialmente sangrante. Nuestro Presidente, un socialdemócrata de medio pelo, y su talante-optimismo antropológico, que no deja de ser demagogia empalagosa; primero se alía con las posiciones neoliberales del G20 apoyando a la Banca y dejando revolcada a toda la clase obrera que dice defender por sus siglas; y segundo comete el brutal pecado de la hipocresia al defender la 'Alianza de las Civilizaciones' cuando lo que de verdad está apoyando es el conflicto entre las mismas, al plegarse a las peticiones de Obama de mandar más tropas a Afganistán. Este hombre se ha superado a sí mismo en la vileza entrando ya en plena competencia con el gran malvado, ese innonbrable con bigote, de la historia reciente del país
Detrás de esta hipocresía encontramos la misma maldad que encontramos hace años: primero un mesianismo catártico de querer entrar por cojones en la gran Historia de la Humanidad, y segundo recojer las migajas que caigan de la gran mesa. ¡Sois despreciables!

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