18 de octubre de 2015

Efervescencia humana

12.

Hay determinados sitios, determinados lugares, que si bien no nos determinan con exactitud, sí nos dicen bastante cosas de cómo somos como pueblo, sociedad o cultura.
Las salas de espera de hospitales y centros de salud, también las de los edificios administrativos, la puerta de los colegios y guarderías, las colas en los supermercados y los comercios. Y, por supuesto, no puedo olvidarme de la sala de espera de la ITV.
En estos espacios podemos ver cómo efervece la naturaleza social del ser humano. Cómo nos comportamos, cuáles son nuestras actitudes, cómo nos manifestamos, cómo nos conducimos entre nosotros. También nos dicen -muy mucho- cómo funcionan las instituciones y las empresas, cómo gestionan el espacio y el tiempo, cómo plantean estas estructuras administradoras el trato con el público en general, etc.
Hay salas de espera que son auténticas pocilgas insalubres, en otras es imposible el orden y el concierto. En ese estado de cosas es difícil pedir al que espera allí un rato largo que se comporte de manera civilizada. Los colegios suelen estar colocados en lugares donde no abundan los aparcamientos, con lo que los coches de los padres se hacinan en doble y triple fila haciendo del tráfico una auténtica ordalía. Y cuando nos encontramos entre el caos y el desorden, llega la ley de la selva, del más fuerte, del me cuelo porque me sale de los cojones.
Hay gente incívica per se. Y gente profundamente civilizada y educada que aguanta carretas y carretones. Luego, la gran mayoría se adapta al entorno, y si son tratados de modo poco propicio, lo normal es que se comporte de modo negativo.

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