16 de agosto de 2009

No hay monedas con dos caras (I)

Esta máxima refleja con muy pocas palabras la realidad compleja en la que vivimos. Pero después del slogan hay que seguir profundizando, o al menos arañando la superficie de la vida. Lo que nosotros hace tiempo olvidamos, en las diferentes Sabidurías Orientales lo siguen teniendo presente: lo malo de lo bueno y lo bueno de lo malo. Es imposible la existencia de lo uno sin lo otro, como tampoco nadie acuñaría una moneda con dos caras. Voy al grano. No todo es maravilloso en el mudo hipertecnificado en el que vivimos. Hoy quisiera reflexionar sobre el impacto que ha tenido nuestra actual forma de vida sobre la enfermedad en nuestros mayores.

Hasta no hace mucho las personas se "morían de viejas", y "en su casa" rodeada de las mujeres y los menores de su entorno familiar. Era una situación gravosa pero completamente natural, asumida por todos. Hoy en día, la cara que representa los adelantos médicos y farmacológicos, que producen salud y longevidad, tienen una cruz cada vez más extendida y problemática: se muere con más edad y con peor calidad. Los mismos medicamentos que curan, impiden una muerte natural rápida. Con esto se trastocan los momentos de duelo y comprensión o asimilación de la pérdida del ser querido. Es más, la propia palabra muerte ha sido desterrada del día a día. A partir de aquí y como todo gran problema irresoluble, nos encontramos con muchos hilos de los que tirar. Mostrarlos todos es casi imposible y requeriría más de un libro voluminoso. Trataré de mostrar alguno de ellos aunque sea de manera superficial.
Lo que comenzó siendo un caso de cada 10, ahora es un problema de 5 de cada 10; y dentro de una década será un problema de 9 de cada 10. Actualmente casi la mitad de las familias de nuestra sociedad tiene un "problema" con sus abuelos y ancianos. El uso sostenido de fármacos les ha dado longevidad y calidad de vida pero no calidad de muerte. Huelga decir que todos y cada uno de nosotros terminaremos muriendo algún día. Pero los adelantos técnicos, especialmente los médicos y las diferentes políticas sanitarias del 'Estado del Bienestar' han producido unos tremendos cambios en el inconsciente colectivo de las sociedades del primer mundo respecto a la salud, la enfermedad, la muerte y quién tiene que hacerse cargo de todo esto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario